El ajedrez desarrolla muchas capacidades de los niños. Es un poderoso vehículo de transmisión de valores, que colabora al desarrollo del niño porque favorece la agilidad mental y el esfuerzo cognitivo.
A través del ajedrez se incrementa la autoestima y la confianza , se promueve la iniciativa, la empatía y la comprensión del oponente durante el juego, es decir es una actividad socializadora e integradora.
Ayuda a tener control emocional , dado que es necesario adaptarse a múltiples e inesperadas situaciones, sabiendo llevar tanto los éxitos como la frustración, para que el niño aprenda a ser honesto e íntegro consigo mismo y con los demás.
En cuanto a la capacidad intelectual , está probado que el ajedrez ayuda a mejorar entre otros la atención, concentración, memoria, creatividad, imaginación y razonamiento lógico. Está demostrado científicamente que los niños que aprenden y practican ajedrez incrementan su rendimiento, sobre todo en Matemáticas y Lengua.